En los siglos XV y XVI su consumo alcanzó gran escala, debido a sus particulares propiedades. El consumo del café, se cree que entró en Europa, a través de Venecia en 1585, entonces una próspera ciudad comercial con el exótico Oriente.
Y fue hacia el siglo XVII cuando franceses y holandeses lo iniciaron en sus colonias. Estos últimos, llevaron plantas a Ceilán, donde iniciaron el cultivo del cafeto hacia 1658, para posteriormente extenderlo en sus posesiones en la actual Indonesia.
Por su parte, fueron franceses –gracias a los esfuerzos del botánico De Clieu- los que en 1723 llevaron a América el cultivo del café, concretamente a Martinica y Guadalupe. De donde pasaron al resto de las Antillas y al continente. América es por su orografía y climatología, donde la semilla del café encontró el lugar más idóneo para su cultivo. Así, el café pasó pronto a ser el producto básico de un gran número de países de Centro y Sudamérica.